La IA y el IoT aceleran la innovación y la experiencia del cliente en el sector de la energía y el gas


Según un estudio, las inversiones en el sector energético en América Latina superarán los US$ 100 millones en los próximos diez años, sobre todo porque es un elemento crítico y estratégico en las cadenas productivas y en el día a día de las sociedades. En el caso de Brasil, con su vasto territorio y diversidad de fuentes de energía, el uso de IA, IoT y ML avanza con implementaciones innovadoras que, con resultados concretos, inspiran competitividad y competencia favorable para mejores servicios.
Iniciada en la década de 1990, la apertura del mercado de gas en el país viene ganando impulso en los últimos años, especialmente a partir de la Ley 14.134/2021 (Nueva Ley del Gas), que busca reducir el histórico monopolio en favor de una mayor competencia y de diferentes actores capaces de revender y transportar el producto a particulares y empresas. En este sentido, tan importante como los precios es la experiencia personalizada, eficiente y sostenible que se ofrece a cada cliente.
El uso de soluciones de IA, IoT y ML ofrece importantes beneficios multifactoriales. Por el lado de los productores y distribuidores de energía y gas, existe la oportunidad de utilizar algoritmos para prever con precisión la demanda basándose en datos históricos, en tiempo real, reduciendo costes y evitando despilfarros. En la misma línea, los sensores IoT ayudan a supervisar continuamente los equipos críticos de forma predictiva, evitando interrupciones del suministro.
Mediante el análisis de grandes volúmenes de datos e información, la IA identifica cuellos de botella y oportunidades para mejorar los procesos de producción, lo que se traduce en una mayor eficiencia y ahorro de costes. Y todo ello dentro de redes inteligentes, donde el flujo de energía se monitoriza en tiempo real, lo que permite una gestión más eficiente y una detección ágil de problemas.
El sector productivo está invirtiendo en estas tecnologías por beneficios extra, como la detección de fraudes y/o sabotajes -los algoritmos de ML son capaces de identificar patrones de consumo atípicos, que pueden indicar fraudes o pérdidas no técnicas-; la optimización de rutas de vehículos, reduciendo costes de combustible y tiempos de entrega; y la creación de los llamados «gemelos digitales», que consiste en combinar IA e IoT para crear modelos digitales de activos y sistemas, facilitando la simulación de diferentes escenarios y la toma de decisiones más informadas.
En cuanto al cliente final, la IA permite analizar los datos del cliente para ofrecer soluciones energéticas personalizadas, como tarifas dinámicas y programas de eficiencia energética. Esto significaría, por ejemplo, ofrecer precios adaptados a cada consumidor, con la posibilidad de ahorrar en los momentos de menor demanda. Y todo ello monitorizado a través de apps o dispositivos inteligentes, con el cliente siguiendo su consumo en tiempo real.
En la misma línea, estas tecnologías apuntan a otras soluciones predictivas, como la previsión del consumo futuro de energía y gas, ayudando así a planificar el gasto tanto en el ámbito personal como en el corporativo. El uso de procesos automatizados, como la lectura de contadores y la atención al cliente, también agiliza y hace más cómoda la experiencia del consumidor. Es cierto que los chatbots existen desde hace mucho tiempo, pero evolucionarán mucho con el desarrollo de la IA en particular.
Para el mundo empresarial, añada las oportunidades de reducción de costes energéticos mediante la mejora de procesos y la adopción de medidas de eficiencia energética, el aumento de la productividad con tareas automatizadas y procesos optimizados que liberan a los empleados para actividades de más valor añadido, la detección preventiva de posibles problemas y fallos de suministro, y prácticas más sostenibles que añaden valor a la marca.
Merece la pena mencionar, en un análisis macro, que todo esto forma parte de lo que se conoce como Open Energy, que implica compartir datos del mercado de la energía en la línea de los más avanzados Open Finance y Open Investment (mercados bancario y financiero, respectivamente). Se espera que este intercambio de datos, con el consentimiento de los clientes, genere oportunidades de productos y servicios personalizados.
La evolución y el desarrollo de este mercado, por supuesto, no nos hace inmunes a algunos retos importantes, como las cuestiones relacionadas con la infraestructura, los costes, la calidad de los datos, la ciberseguridad, la formación, la regulación y la cultura organizativa. Como persona activa y con experiencia en el sector, puedo asegurarles que cada una de estas áreas está siendo abordada, ya que tanto al sector público como al privado les interesa que Brasil avance en el sector de la energía.
En un futuro no tan lejano, también vaticino que la IA, el IoT y el ML nos ayudarán a perfilar algunas tendencias, con sistemas y robots capaces de tomar decisiones autónomas, soluciones edge computing menos dependientes de las conexiones a la red, realidades aumentadas a favor de los sistemas, o incluso la mayor integración de los diferentes actores del mercado energético a través del blockchain. En este sentido, las consultoras especializadas en transformación digital pueden indicar el mejor camino a seguir para cada empresa y su negocio.
La aplicación de estas tecnologías en el sector de la producción, distribución y consumo de energía y gas no solo aumentará la eficiencia y la fiabilidad, sino que también será un componente clave en la transición energética hacia fuentes más limpias y sostenibles. Las empresas que adopten estas innovaciones tendrán una ventaja competitiva y estarán mejor situadas para afrontar los retos y aprovechar las oportunidades del mercado.
