En México, el desafío que nos plantea la realidad empresarial es constante
Hay que acelerar y, al igual que el análisis de Bezos, no soy solo yo quien piensa así: según el más reciente Ranking Mundial de Competitividad Digital, el país norteamericano ocupa el puesto 54 de un total de 64 naciones evaluadas. Un resultado por debajo del potencial de mercado laboral y económico que tenemos aquí.
Avanzar en la transformación digital exige cambiar procesos y pensamientos, modificar la cultura y la producción de soluciones previamente guiadas por el legado de una determinada empresa o negocio, con una mirada alineada con la modernidad tecnológica y los factores preponderantes de hoy, como la experiencia del cliente y la optimización de los procesos en favor de una mayor productividad y eficiencia.
Como alguien en constante contacto con ejecutivos del área, puedo decir que los aspectos culturales y operativos aún lideran las dificultades de los bancos para acelerar en el entorno digital. El proceso de adopción de soluciones en la nube, el cuál ha sido más lento de lo esperado, por ejemplo, es una prueba de que queda un largo camino por recorrer.
No todo el problema recae en los ejecutivos y banqueros cuando hablamos del cambio de status quo necesario en el mercado financiero mexicano. Es necesario que los organismos reguladores se involucren con mayor solidez y compromiso para que se abra un amplio abanico de oportunidades para el área de negocios del país, llevando crecimiento, competitividad, innovación y generación de valor a los consumidores, y no hablamos sólo de los cuentahabientes.