Las tecnologías cognitivas desempeñarán un papel fundamental a la hora de crear el banco del futuro. Pero ese futuro no está tan lejos, puesto que ya se han producido grandes avances que permiten almacenar, distribuir y analizar enormes cantidades de datos en tiempo real. Los nuevos tipos de algoritmos también brindan a las máquinas la capacidad de aprender, algo que era impensable hasta hace unos años.
Aprovechando el potencial de la inteligencia artificial (IA) para transformar la manera en que los servicios bancarios se producen, ofrecen y gestionan, los bancos son capaces de:
- Mejorar la experiencia del cliente
- Ofrecer nuevos productos y servicios más adaptados a las necesidades de los clientes
- Alcanzar y mantener la excelencia operacional
Las tecnologías cognitivas permiten que el canal de comunicación con el cliente siempre esté abierto, de modo que los productos y servicios se pueden ir actualizando y perfeccionando continuamente para satisfacer sus necesidades concretas. En un banco cognitivo, los ordenadores no solo procesan, sino que aprenden. Cada interacción del cliente es una oportunidad de aprender y el banco puede reaccionar en consecuencia.