GreenCoding

• Apagar si está inactivo. En otras palabras, diseñar el software para que se apague si no se utiliza.
• Evitar el consumo impulsivo. Preguntarse en cada caso si el procesamiento en tiempo real o los contenidos dinámicos son imprescindibles.
• Priorizar el ahorro de tiempo y energía. Visualizar el conjunto para determinar qué elementos consumirán más tiempo y energía.

El GreenCoding se basa en los principios de arquitectura y se apoya en tres pilares fundamentales: la lógica, la metodología y la plataforma utilizada para escribir, desarrollar y ejecutar el código.   

Cuando hablamos de GreenCoding, cada decisión importa. Porque por muy pequeña y aislada que sea una mejora, esta puede tener un gran impacto si se combina con muchas otras. Para lograr una lógica más verde creemos que es importante centrarse en cuatro áreas clave:

• Crear contenidos visuales de valor. Dar a los usuarios lo que quieren, más rápidamente, mejora la satisfacción del cliente y ahorra tiempo y energía.
• Elaborar códigos de residuo cero. Eliminar el código muerto mediante motores "tree-shaking" y asignar presupuestos de tamaño o rendimiento a los desarrolladores.
• Utilizar recursos de baja huella de carbono. Elegir formatos de archivo más sencillos, APIs eficientes y empaquetados de imágenes optimizados.
• Pensar en la frecuencia de uso y la proximidad. Las aplicaciones web progresivas (PWA) y las redes de distribución de contenidos (CDN) pueden gestionar la caducidad de los contenidos y reducir la distancia física entre servidor y usuario.

• Mejores decisiones a partir de un feedback rápido. Las metodologías agile y Lean facilitan la adaptación del software para mejorar su eficiencia, mientras que la integración y entrega continuas permiten visualizar el impacto de cada decisión de desarrollo.
• Resultados reutilizables. Una de las señales de identidad del desarrollo de software sostenible es que todo el mundo pueda acceder a los resultados de los proyectos de GreenCoding, incluyendo también entidades y organizaciones terceras.

A la hora de optimizar la eficiencia energética, el código es tan importante como la infraestructura que se utiliza para ejecutarlo.

• Uso optimizado. Los bajos índices de utilización suelen deberse a una sobreestimación durante la fase de planificación, que puede dar lugar a sistemas sobredimensionados.
• Configuración precisa. Revisar las opciones de configuración nos puede ayudar a detectar ineficiencias, como por ejemplo que algunos ajustes de compresión HTTP2 o gzip no se hayan llegado a habilitar nunca.
• Métricas holísticas. Además del consumo energético de los servidores, las métricas de evaluación deberían incluir también las infraestructuras “ocultas”, como los dispositivos personales.